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Si tengo trabajo, esposo e hijos. ¿Puedo tener también tiempo para mi?

  • Foto del escritor: Rubén Peralta
    Rubén Peralta
  • 3 mar 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 4 mar 2018



Historia que no es ajena

"Soy la ultima en dormir y la primera en despertar" todos en mi casa lo saben. Lo que no saben es que esto que en un principio me llenaba de mucho orgullo y de gran satisfacción, desde hace un año; más bien desde hace cuatro años, se ha convertido en la acción consciente que explícitamente descubre mi autoflagelo y la complicidad que tengo con mi familia y mi trabajo para dejar de saborear mi vida y ensalzar la de otros.


La sensación de bienestar de hace ya muchos ayeres, aquella que yo solo podía sentir cuando escuchaba y atendía mis necesidades; cuando cedía y consentía mis deseos. Ahora pareciera sólo sentirla en la ducha, si bien me va. Y es justamente mi baño, mi lugar predilecto; el espacio en donde los segundos pasan a ser primeros.


Me llamo Diana Selene y la duda que me salta en la cotidianidad es la de saber: ¿Si mi rival y la lucha la tengo que hacer contra el tiempo o conmigo misma? Elijo pensar que es contra el reloj y es con quien peleo constantemente; aunque sé que el enfrentamiento debería de ser conmigo misma pero cuando quiero hacerlo, no me da el tiempo.


La cita

"El ejercicio de buscar poder acumulativo como adrenalina es sensación de plenitud artificial hoy y autodestrucción mañana"

Papa Francisco



La cultura

Desde que nuestras abuelas les dijeron y les enseñaron a nuestras madres como debería de ser el rol que desempeña una mamá, y justo cuando nuestras madres obedientes heredan los usos y costumbres a las nuevas generaciones; en ese momento queda marcada la tendencia hasta irracional e inconsciente que impulsa a la madres actuales y futuras a cargar con ese papel que dicta funciones desiguales con respecto a los demás integrantes de la familia y particularmente con la pareja.


La mujer hoy en día gracias a los esfuerzos iniciados desde la década de los años cincuenta centrados en lograr la equidad de género, ha conquistado establecer como un principio constitucional que hombres y mujeres son iguales ante la ley, lo que significa que todas las personas, sin distingo alguno tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad en su conjunto.



Sin embargo esta revolución ganada a costa de muchos esfuerzos, luchas y sacrificios, hasta hoy la sigue perdiendo dentro del hogar, en donde tal principio constitucional no es reconocido por el uso y la costumbre heredada de generación en generación por la contraparte masculina generalmente también llamados machos.


El trabajo

En este sentido y agregando circunstancias socieconómicas influyentes, la mujer va en busca de la plenitud e implícitamente de la idealidad. Hoy no sabemos si el trabajo resta tiempo a la mujer para atender su rol culturalmente asignado en casa o es el tiempo quien le resta oportunidad a la mujer para que pueda trabajar.



Lo que si sabemos es que los frutos que una mujer obtiene de su trabajo, son esparcidos como alimento y estímulo para los miembros de su familia. Atención en lo siguiente, para la manutención, la mujer colabora; mientras que para las tareas en el hogar el hombre, sólo se limita a ayudar. Marcándose ahí mismo la gran diferencia.


La mujer

El día invariablemente tendrá las mismas 24 horas, esas mismas horas que no alcanzan para comer bien, para dormir bien, para ejercitarse, para ir tomar un café con las amigas, para maquillarse, para leer un libro, para salir de paseo o para ir a bailar.



La mujer no deja de ser mujer si el tiempo no le alcanza, pero el macho se convierte en hombre cuando hace sentir a su mujer que el día tiene más horas.


En una relación de pareja, el trabajo y el tiempo toman el protagonismo y el antagonismo alternadamente si y siempre si la relación NO es pareja.


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1 Comment


Lucia Selene Becerra Ramos
Lucia Selene Becerra Ramos
Mar 06, 2018

Pusiste el dedo en las llaga!

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